IdT – Les idées du théâtre


 

Dédicace

Primeras tragedias españolas de Antonio da Silva

Bermúdez, Jerónimo

Éditeur scientifique : Gilbert, Françoise

Description

Auteur du paratexteBermúdez, Jerónimo

Auteur de la pièceSilva, Antonio [Bermúdez, Jerónimo]

Titre de la piècePrimeras tragedias españolas de Antonio da Silva

Titre du paratexteCarta del autor

Genre du texteDédicace

Genre de la pièceRecueil de tragédies

Date1575

LangueEspagnol

ÉditionMadrid, Francisco Sánchez,157, in-8°)

Éditeur scientifiqueGilbert, Françoise

Nombre de pages5

Adresse sourcehttp://www.cervantesvirtual.com/obra-visor/primeras-tragedias-espanolas-de-antonio-de-silua--0/html/0219d9b8-82b2-11df-acc7-002185ce6064_16.html

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Mise à jour2014-04-23

Mots-clés

Mots-clés français

GenreÉloge de la tragédie

Personnage(s)Inés de Castro

ExpressionVers ; style sublime ; langue vernaculaire

AutreVirgile ; Homère ; Horace ; Pindare ; Pétrarque ; l’Arioste

Mots-clés italiens

GenereElogio della tragedia

Personaggio(i)Inés de Castro

EspressioneVerso ; stile sublime ; volgare

AltriVirgilio ; Omero ; Horacio ; Pindaro ; Petrarca ; Ariosto

Mots-clés espagnols

GéneroElogio de la tragedia

Personaje(s)Inés de Castro

ExpresiónVerso ; estilo sublime ; lengua vernácula

OtrasVirgilio ; Homero ; Horacio ; Píndaro ; Petrarca ; Ariosto

Présentation

Présentation en français

Dans la « lettre de l’auteur », qu’il signe sous le pseudonyme d’Antonio de Silva en 1575, le dominicain galicien Jerónimo Bermúdez dédie à son illustre mécène don Fernando Ruiz de Castro y Andrade ses Premières tragédies espagnoles, Nise malheureuse (Nise lastimosa) et Nise triomphante (Nise laureada). Ces deux œuvres dramatisent l’histoire d’Inès de Castro – dont Nise est l’anagramme –, amante infortunée de l’Infant don Pedro de Portugal sacrifiée à la raison d’État et couronnée après sa mort. Cette figure de l’histoire du Portugal deviendra, en outre, l’héroïne de Reigner après avoir aimé (Reinar después de amar) de Vélez de Guevara, ou, plus récemment, de La Reine morte d’Henry de Montherlant.

Qu’il soit l’auteur véritable des deux Nise, ou seulement le traducteur de la première1, Bermúdez s’applique à souligner dans sa dédicace la triple part d’innovation que représente, à ses yeux, le choix d’un tel sujet. Innovation, tout d’abord, dans la perspective créatrice : il s’agit en effet pour l’auteur de transmettre sa vision du monde (« faire comprendre ce que le monde m’inspire ») – vision, par ailleurs, éminemment désenchantée, dans la lignée moralisante de la littérature édifiante du XVIème siècle –, et ce, en utilisant de manière paradoxale un support poétique dont ce n’est pas la vocation initiale : il ne cèdera pas ici à la mode de la poésie lyrique pétrarquisante, mais composera une œuvre dramatique. Innovation linguistique ensuite car, en dépit de ses origines, c’est en castillan que Bermúdez écrit ces tragédies. Innovation dans l’inventio enfin (« mon invention »), qui consiste à choisir un sujet non pas inventé mais historique (« un sujet si vrai »), et tiré de l’Histoire récente du Portugal plutôt que de l’Histoire antique.

Par ailleurs, Bermúdez se livre dans cette lettre à un exercice de style remarquable combinant justification esthétique et stratégie encomiastique. En effet, en choisissant un argument historique au détriment d’une fable, il s’inscrit non seulement dans le débat qui agite les théoriciens néo-aristotéliciens contemporains, comme Robortello, López Pinciano ou Scaliger, au sujet de la prééminence de l’Histoire (et de ses qualités persuasives, au détriment cependant de sa portée universalisante) sur la fiction2, mais de surcroît il met cette théorie au service de son propos laudatif envers le mécène, qui n’est autre qu’un illustre descendant de la protagoniste éponyme des deux tragédies. C’est ainsi qu’il prend soin de replacer la famille Castro dans la généalogie prestigieuse des monarques castillans, en remontant aux légendaires Juges de Castille, et de souligner la continuité existant entre ces premiers garants des vertus morales et militaires fondatrices et les ancêtres bilatéraux de renom, plus ou moins éloignés, du destinataire, ainsi que de son frère et de son épouse. Enfin, par un dense réseau de métaphores – les juges du bon goût vs les Juges de Castille, mais aussi les Juges bibliques, mis en relation avec les fonctions à la fois guerrières et conciliatrices des illustres grands-pères et frère du mécène ; le jeu sur le caractère ambivalent des personnages cités ; le champ sémantique des vertus morales et militaires –, Bermúdez porte à un niveau d’achèvement remarquable l’art de la dédicace.

Présentation en espagnol

En la « carta del auctor », que firma con el seudónimo de Antonio de Silva en 1575, el dominicano gallego Jerónimo Bermúdez dedica a su ilustre mecenas don Fernando Ruiz de Castro y Andrade sus  Primeras tragedias españolas, Nise lastimosa y Nise laureada. Estas dos obras dramatizan la historia de Inés de Castro – Nise es anagrama de su nombre –, desafortunada amante del Infante don Pedro de Portugal, sacrificada en beneficio de la razón de estado y coronada después de su muerte. Dicha figura de la historia de Portugal se volverá, por otra parte, la heroina de Reinar después de amar de Vélez de Guevara, o, más recientemente, de La Reine morte de Henry de Montherlant. ; Fuera el verdadero autor de las dos Nises, o solo el traductor de la primera3, Bermúdez se empeña en subrayar en su dedicatoria la triple innovación que representa, según él, la elección de semejante asunto : innovación, primero, en la perspectiva creadora. De hecho, se trata, para el autor, de transmitir su visión del mundo (« dar a entender lo que siento del mundo ») – visión, por otra parte, eminentemente desengañada, en la línea moralizante de la literatura edificante del siglo XVI –, y ello usando de modo paradójico de un soporte poético cuya vocación inicial no es esta : no seguirá aquí la corriente de la lírica petrarquizante, sino que elaborará una obra dramática. Innovación lingüística luego, ya que, a pesar de sus orígenes, Bermúdez compone estas tragedias en castellano. Innovación en la inventio finalmente (« esta mi invención »), que se distingue al escoger un argumento sacado de la próxima Historia de Portugal (« tan verdadero subjecto »), en vez de optar por una fábula o un argumento sacado de la Historia antigua. ; Por otra parte, en esta carta, Bermúdez realiza una proeza estilística notable al combinar justificación estética y estrategia encomiástica : de hecho, al elegir un argumento histórico en detrimento de una fábula, no solo se involucra en el debate que agita a los teóricos neoaristotélicos contemporáneos, como Robortello, López Pinciano o Scaligero, a propósito de la preeminencia de la Historia (y de sus cualidades persuasivas, en detrimento sin embargo de su alcance universalizante) sobre la ficción4, pero sobre todo pone esta teoría al servicio de su propósito laudatorio hacia el mecenas, quien no es sino un ilustre descendiente de la protagonista epónima de las dos tragedias. Así es como se esmera en situar a la familia de Castro en la genealogía prestigiosa de los monarcas castellanos, remontándose a los legendarios Jueces de Castilla, y en poner de realce la continuidad existente entre aquellos primeros garantes de las virtudes morales y militares fundadoras y los antepasados bilaterales de renombre – más o menos alejados – del destinatatario, así como de la esposa y del hermano de este. Finalmente, mediante una densa red de metáforas – los jueces del buen gusto, versus los Jueces de Castilla, y también los Jueces bíblicos, relacionados con las funciones a la vez guerreras y conciliadoras de los ilustres abuelos y hermano del mecenas; el juego con el carácter ambivalente de los personajes aludidos; el campo semántico de las virtudes morales y militares –, Bermúdez lleva a un elevado nivel el arte de la dedicatoria.

Texte

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Carta del auctor.

{fol.IIIv} Bien veo, Ilustrísimo Señor5, que el mundo no llevará bien lo que no es suyo ni admitirá los desengaños de su vanidad6 en cosa que tanto se la suele sustentar como es la poesía. Pero yo, que voy haciendo la cuenta de la poca que se debe tener con él, y mucha con poner las cosas en su lugar7, he querido entablar en la lengua castellana, aunque ajena de la mía natural8, la majestad del estilo trágico9, con tan alto y tan verdadero sujeto10, que estoy seguro que esta mi invención me será bien contada de todos los nobles pensamientos11, porque con ella demos de pagar las primicias12 a mi patria, y dar a entender lo que siento del mundo, celebrando con vituperio dél13 una de las más célebres y más lastimeras14 historias15 que en él han acontecido, pondré ánimo a muchos {fol.IVr} ilustres ingenios, que dejando de seguir el gusto de quien se le tiene estragado16, escribirán de aquí adelante cosas que destierren de España las barbaridades y burlerías de los más Poetas de ogaño17, que con solos cuatro versos mal entendidos de Virgilio, o de Homero y de Horacio, o de Píndaro18, o, lo que más es de doler, del Petrarca, o del Ariosto19, se nos quieren vender por Apolos, y por Anaxarcos20, jueces21 inapelables de la discreción humana. Y así consagro a V[uestra] S[eñoría] esta obrecilla tan suya por todas partes, cuanta lo es mi voluntad. Pues demás de ser Vuestro Señor por gran merced del Cielo el apoyo de los Castros22, verdaderas reliquias de aquella clara23 sangre de los dos jueces de Castilla24, Layn Calvo25, y Nuño Rasuera26, que en los pechos de todos los reyes cristianos y de Vuestro Señor está herviendo, y por {fol.IVv} esta parte tener V[uestra] S[eñoría] el todo27 en lo que tocare a Doña Inés de Castro y Valadares28 sujeto desta obra, y llegarse a esto, ser yo tan criado de V[uestra] S[eñoría] como de verdadero y natural señor, y valedor de toda aquella nuestra patria, es verdad, así ella me valga, que aunque en los varios trances de mi edad he podido hacer anatomía de muchos y grandes pechos, y pesar las calidades de los más caballeros, príncipes, y señores del mundo, de ninguno tengo más claras pruebas de valor, discreción y cristiandad que de V[uestra] S[eñoría]29. Y doy muchas gracias a Dios que en el estrecho destos nuestros llagados tiempos el mundo ciego las vea, y acate a V[uestra] S[eñoría] por otro Aioth30 juez del pueblo escogido, que usa de entrambas manos31, y las pone en la virtud32, de suerte que entre ella y la caballería33, jamás se rom{fol.Vr}pan las treguas34. Y así tengo por beneficio muy particular de Dios, el sancto matrimonio que V[uestra] S[eñoría] acaba de celebrar con la esclarecida doña Catherina de Zúñiga y Sandoval35, tesoro de todos los que el cielo puede repartir al estado humano, como también haberle dado por hermano al Señor don Beltrán de Castro36, que en la flor de su juventud ha cogido ya con tanta madureza el fructo de aquel antiguo valor que en su pecho sembró el cielo, por medio de sus mayores, y ha merecido ser general de infantería en Italia, con tanto grado y poder en las naciones que gobernaba, que ya todo el mundo le acata por vivo trasunto de aquel gran Duque de Albuquerque don Beltrán37 abuelo, y de aquel excelente don Fernando Conde de Andrade38 bisabuelo de V[uestra] S[eñoría]. Y aquí también me llevaba {fol.Vv} mi natural, a reverenciar y adorar las pisadas de aquellas ilustrísimas Doña Lenor de la Cueva39 madre, y Doña Teresa de Andrade40 abuela de V[uestra] S[eñoría] y de su caro hermano, si el estrecho de la carta me diera este espacio, que viniera de ser mucho, si también viniera de tocar en el excelentísimo don Fernando de Castro Conde de Lemos, Marqués de Sarria41, abuelo, y don Pedro de Castro Conde de Andrade42, padre de V[uestra] S[eñoría], a quien acabo de cansar, con suplicarle se deje invocar de hoy más, y acepte agora este pequeño don, de quien tiene ánimo para ofrecerse los mayores, así Vuestro Señor los reciba del cielo, con acrescentamiento de sus estados. De Madrid 8 de Mayo. 1575.

Ilustrísimo Señor,

B[eso] L[as] M[anos] A V[uestra] S[eñoría].

Antonio de Silva